-a ana gentile-
al fuego eterno
de un momento de piel
i ganas amariyas
la carroña de tus excusas
dáselas a los coyotes
plañideros que se reúnen en la sala de estar
echa a chorrear las campanas
de tu hábil animalidad
i deja abierta las compuertas
de tu verdadera reputación
ahora permite a la tropiya de mis excesos
«morir en ti, mecida por la muda música de tu cuerpo»
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